15 de Octubre 2004

Cuentos de Barra

Érase una vez que se era, una Osita de Cornellà. No aparenta los cuarenta años que dice tener, tanto por su inocencia e ingenuidad como por su aspecto.
¡Pero fue a caer sin saberlo en las garras de su vecino, la fiera más mentirosa del barrio! Coincidieron en uno de los muchos chats de la red y él no le dijo quién es realmente y que la había reconocido.
De esta forma, consigue que ella le explique sus intimidades, se deje ver en las posiciones más arriesgadas, se muestre tal como es, sin saber que sirve de objeto de mofa para la jauría de amigos de la fiera.
Ahora cada vez que uno de ellos la ve caminando por la calle, o coinciden en el colegio de los niños o en el parking, se desata unidireccionalmente el deseo y por los comentarios que se escuchan, cualquier día uno de ellos será el primero en "atacar" a la presa.
Pero.....
entre la jauría está la fiera domesticada, cada vez más enredado en los cabellos de Osita y envuelto por su aroma virtual.
Esto va a hacer que al final este cuento acabe con el típico "y fueron felices y comieron perdices y a mi no me dieron porque no quisieron", como los otros cuentos de mi abuela, aunque éste, es un cuento de barra.

(Y digo cuento pero no sé si quiero decir fábula, porque se me están ocurriendo unas moralejas............)

Escrito por Marta Gonzàlez a las 15 de Octubre 2004 a las 04:10 PM
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