Mañana volamos a Luxemburgo, rodamos hasta Metz y cambiamos de idioma.
El mío el del mutismo absoluto supongo, porque me bloqueo en cuanto intento pensar en francés.
Aunque pensándolo bien, es cuando mejor hablo inglés,
¡mira que es raro el cerebro cuando trata de ordenar las lenguas!
Pasearemos con Tenor y Leo por la húmeda y fría Moselle.
Au revoire!